sábado, 21 de marzo de 2015

El racismo en Cuba sobre la mesa



“¿Perviven manifestaciones del racismo en nuestra sociedad? ¿Cuáles son sus causas? ¿Cuánto hemos avanzado? ¿Cuánto nos falta? ¿Cómo debemos enfrentar este fenómeno?”.
A partir de esas interrogantes se desarrolló anoche la Mesa Redonda de la Televisión Cubana, con la presencia de reconocidos intelectuales. Sin embargo, el debate no logró poner “en blanco y negro” ciertos problemas medulares; dicho de otra manera: no arrojó la suficiente luz sobre ellos, sus causas y consecuencias.
Nadie nace racista.
Quizás esto tuvo que ver con la composición del panel, casi exclusivamente integrado por negros y mestizos, algunos de los cuales, a pesar de su amplísima cultura, dieron la impresión de estar defendiendo estrechas posiciones de raza, algo inevitable, pues el racismo pesa demasiado en el subconsciente de quienes lo han sufrido.
Otro hecho que le restó efectividad al debate fue la ausencia de participación popular, tan característica de la Mesa… Según se adujo, “no alcanzó el tiempo para trasmitir las llamadas telefónicas”. Y el público se quedó esperando, ávido de escuchar preguntas incisivas, criterios inteligentes, sugerencias y aportaciones; en fin, la libre, desenfadada y civilizada opinión de los cubanos de hoy.

Pero más allá de esas evidentes limitaciones, el prestigioso espacio informativo tuvo el mérito de poner sobre la mesa un tema de extraordinaria actualidad e inaplazable minucioso análisis, y más aun, el acierto de reconocer cuánto ha hecho la Revolución, incluso antes de triunfar en 1959, por la igualdad plena de los cubanos y de todos los seres humanos.
En tal sentido, vale citar el artículo 42 de la Constitución de la República de Cuba: “artículo 42o.- La discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquiera otra lesiva a la dignidad humana está proscrita y es sancionada por la ley.
Las instituciones del Estado educan a todos, desde la más temprana edad, en el principio de la igualdad de los seres humanos.” (Léase también, al final de estas líneas, el artículo 43).
No obstante, hay una contradicción: si bien en el ámbito constitucional los prejuicios raciales y los actos discriminatorios suelen tener respuesta, en la práctica ni siquiera los discriminados conocen suficientemente sus prerrogativas legales, algunas de ellas incluidas en el Código Penal, aunque sí está en primer plano la lucha por el empoderamiento de los negros, como en el caso de los jóvenes y las mujeres, mediante su promoción a cargos políticos, administrativos, académicos, científicos y de otra índole.
Y es que quizás no haya un país jurídicamente más organizado que Cuba, pero eso no quiere decir que exista gran cultura jurídica en su población.
Por ejemplo, en la aludida Mesa Redonda de anoche, un directivo de la Fundación José Antonio Aponte de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) mencionó avances, en el sentido de que se reúnen todos los meses con el primer vicepresidente cubano Miguel Díaz Canel. ¿Pero conocen los ciudadanos de este país la citada comisión y sus desvelos antidiscriminatorios?
Mientras esto sucede, en la sociedad cubana se escucha la resonante voz de los homosexuales y bisexuales, también largamente discriminados, e incluso en otros momentos injustamente reprimidos, pero ahora dueños de casi todos los espacios, gracias a una campaña que los ha puesto “de moda” (para utilizar una frase popular), sean negros, blancos, hombres, mujeres, nacionales o extranjeros, religiosos o ateos: una obra de justicia, sin duda.
¿Y no es hora de poner también “de moda” una batalla más efectiva en contra de la discriminación racial? No es cuestión de organizar una campaña a favor de quienes tienen más oscura la piel, más pronunciados los labios o más ensortijado el cabello, sino de divulgar bien las leyes y de hacerlas valer frente a todo tipo de racismo, vaya contra los de color de ébano, los de marfileña pigmentación o los de intermedias tonalidades.
De todas maneras, hay que agradecerle a la Televisión Cubana que haya puesto el tema del racismo sobre la mesa.

Lea más:

Constitución de la República de Cuba: artículo 43o.- El Estado consagra el derecho conquistado por la Revolución de que los ciudadanos, sin distinción de raza, color de la piel, sexo, creencias religiosas, origen nacional y cualquier otra lesiva a la dignidad humana:
  • tienen acceso, según méritos y capacidades, a todos los cargos y empleos del Estado, de la Administración Pública y de la producción y prestación de servicios;
  • ascienden a todas las jerarquías de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y de la seguridad y orden interior, según méritos y capacidades;
  • perciben salario igual por trabajo igual;
  • disfrutan de la enseñanza en todas las instituciones docentes del país, desde la escuela primaria hasta las universidades, que son las mismas para todos;
  • reciben asistencia en todas las instituciones de salud;
  • se domicilian en cualquier sector, zona o barrio de las ciudades y se alojan en cualquier hotel;
  • son atendidos en todos los restaurantes y demás establecimientos de servicio público;
  • usan, sin separaciones, los transportes marítimos, ferroviarios, aéreos y automotores;
  • disfrutan de los mismos balnearios, playas, parques, círculos sociales y demás centros de cultura, deportes, recreación y descanso.

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