La muerte me convidó
a realizar un paseo,
y le dije: amiga, creo
que esta vez se equivocó.
Mire: resulta que yo,
cuando hago uso de la vía,
practico la cortesía,
presto la atención debida
para dar vía a la vida
y preservar la alegría.
Insistió ella, desafiante,
y le dije: asumo el reto,
pero yo la ley respeto,
si ando detrás del volante.
No me descuido un instante,
conduzco con gran cuidado,
me siento recompensado
porque la vida es hermosa…
Y ella cortó, presurosa:
Entonces, no hemos hablado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario