domingo, 7 de diciembre de 2014

Contra una brutal injusticia


Exposición Flores por Los Cinco, Las Tunas, Cuba (Foto: Angel Luis Batista).


Cada día cobra más fuerza en el mundo la Jornada de Solidaridad con Los Cinco, cuyo propósito es conseguir la liberación de Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, tres de los patriotas cubanos que aún permanecen presos en cárceles de Estados Unidos, tras más de 16 años de injusto e inhumano encierro por combatir el terrorismo.
Acorde con tan humanitario objetivo, y como ya es tradicional, los integrantes de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Las Tunas se reunieron en la Casa de la Prensa de esta ciudad, capital de la provincia de igual nombre, 690 kilómetros al este de La Habana, para coordinar acciones encaminadas a informar al mundo la verdad sobre el brutal crimen que  comete el gobierno estadounidense con esos valientes luchadores y sus familiares.

En el encuentro se inauguró la exposición Flores por Los Cinco en 2014, una muestra que recoge 11 obras del pintor Marcial Flores González, cuya labor artística a favor de esa justa causa es altamente valorada por el propio Gerardo Hernández y personalidades de diversas partes del mundo, además de ser conocida, incluso, por el Presidente Barack Obama, a quien le han llegado varios de los dibujos del solidario autor.
Los trabajadores de la prensa en este oriental territorio examinaron nuevamente y al detalle el amañado proceso seguido contra Los Cinco, desde su detención en Miami el 12 de septiembre de 1998 hasta el presente.
De esa manera, otra vez constataron las numerosas arbitrariedades cometidas por el Buró Federal de Investigaciones (FBI), la Fiscalía y la Administración de aquel país, en contubernio con la mafia cubanoamericana del sur de la Florida, movidos todos por el ánimo de venganza política frente a la entereza y el prestigio mundial de la Revolución cubana.
Durante el análisis, los periodistas tuneros condenaron una serie de acciones que demuestran la pérfida manipulación de la verdad y la flagrante violación de las leyes norteamericanas e internacionales, como es el hecho de detener a Gerardo, Ramón, Antonio, René González y Fernando González un sábado en la madrugada, para poder interrogarlos e intimidarlos durante más de 48 horas antes de presentarlos a los órganos de justicia, que habitualmente allí recesan sus actividades desde el viernes hasta el lunes .
Basados en informaciones de la propia prensa estadounidense (consulte al respecto, si prefiere, The Miami Herald, El Nuevo Herald y otros medios), los trabajadores de la radio, la televisión, el periodismo digital e impreso y demás órganos de comunicación masiva en Las Tunas participantes en el coloquio conocieron que el proceso le ha costado más de 60 millones de dólares al contribuyente norteamericano.
Quizás esa cifra no incluya las sumas pagadas a los periodistas Pablo Alfonso, Wilfredo Cancio, Olga Connor y otros vendibles reporteros. Ellos fueron comprados con el fin de que crearan un hostil ambiente contra los patriotas cubanos, tanto entre los integrantes del jurado como en la comunidad miamense.
Tal acto es prohibido por las leyes de aquella nación, y fue muy repudiado allí al conocerse la verdad, pero finalmente tuvo una enorme influencia a la hora de dictar las desproporcionadas y brutales condenas, sin pruebas para calificar y sancionar los delitos imputados a los detenidos.
El mundo debe saber que, por ejemplo, Zacarías Mozawi, ciudadano de origen marroquí, nacido en Francia, único sobreviviente del comando que derribó las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2011, tuvo a su disposición todos los documentos para preparar su defensa, incluso datos de archivos considerados de muy sensibles para la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Sépase, igualmente, que el norteamericano John Walter Lindh fue capturado en Afganistán al comenzar la agresión estadounidense, en 2001, y aunque vestía el uniforme de los talibanes, estaba armado y combatía contra las tropas de su país de origen, recibió una condena de solo 20 años de cárcel, reducible acorde con su comportamiento.
Si de espionaje se trata, hay múltiples ejemplos de agentes extranjeros, e incluso norteamericanos, que han sido sancionados en Estados Unidos a leves condenas o eximidos de ir a juicio, aun habiéndoseles probado su culpabilidad en graves delitos.
Busque usted las historias, si así lo quisiera, de Katrina Leung, Edwins Pitts, o los agentes rusos detenidos en 2010 en Nueva York, New Jersey y Massachusetts, los cuales fueron deportados sin siquiera enjuiciarlos.
A diferencia de esos tratamientos, asumidos a tono con las leyes o los intereses políticos de Washington, Los Cinco han pagado como nadie su supuesta culpabilidad, por la digna, altruista y valiente decisión de penetrar las organizaciones terroristas radicadas en Miami y neutralizar su criminal ataque contra el pueblo cubano y el estadounidense.
Gerardo Hernández, por ejemplo, principal víctima de tal ensañamiento, fue condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años de cruel encierro carcelario.
Y el mundo también debe saber que este hombre, además de un valeroso luchador antiterrorista, es un ser humano que ha sido privado de los más elementales derechos, incluido el de recibir visitas de su esposa Adriana Pérez, cubana residente en La Habana, con la cual no ha podido tener hijos, y el de asistir a los funerales de su madre, Carmen Nordelo, quien perdió su salud mental y finalmente murió, entre otras causas, por el crimen cometido contra él.
Ramón Labañino, hombre fuerte y corpulento, ha adquirido durante los 16 años de encierro una enfermedad degenerativa que le afecta sobre todo las rodillas, le está disminuyendo su estatura; sin embargo, no recibe tratamiento médico. Y todo esto en el país que tiene la desfachatez de autoproclamarse líder mundial de los derechos humanos.
Usted, no se deje engañar. Investigue, razone y piense por sí mismo; y recuerde que hay tres hombres, sus familiares y todo un pueblo víctimas del terrorismo de estado patrocinado por la Casa Blanca. Como persona de bien, no se haga cómplice de tan brutal injusticia: dígale al Presidente Obama que Los Cinco deben regresar junto a los suyos de inmediato.
  
     












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